Todos los veranos miles de turistas abandonan las grises ciudades y se ponen en marcha hacia las blancas costas. En el camino encuentran kilómetros de embotellamientos, en los que los conductores dejan escapar insultos y los coches, gases, los cuales –cada uno a su manera– ensucian el medio ambiente. Para luchar contra la última de estas formas de contaminación, los políticos y productores de automóviles en toda Europa, mientan los híbridos con más y más frecuencia.

Atasco en una carretera al sur de EspañaAtasco en una carretera al sur de España | Foto, chodaboy / FlickrEslóganes ecologistas como ECOnetic (Ford), BlueMotion (VW) o Ecoline (SEAT) sugieren que la industria está bien armada contra el cambio climático y la subida de precio del petróleo con flotas de coches verdes. Sin embargo, el porcentaje global de coches alternativos es mínimo, razón por la cual la Comisión Europea y los políticos nacionales reivindican la extensión de tecnologías ecológicas.

El primero: Prius

Sin duda, el coche híbrido, que además de un motor de combustión interna también posee un motor eléctrico y una batería, es el que más atención recibe por parte de los medios. El conductor ahorra gasolina (y por tanto también emisiones contaminantes), sobre todo cuando el tráfico es lento y obliga a parar y arrancar a menudo, entre otras cosas porque el sistema recupera la energía que se libera con el frenado. En todo el mundo, solo dos productores de automóviles japonenses poseen modelos maduros. Ya en 1997, Toyota desarrolló el Prius y amplió luego su oferta con otros modelos, como el Lexus. Honda ofrece actualmente el modelo Civic también en versión híbrida.

Diesel en lugar de tecnología híbrida

En la industria del automóvil alemana el escepticismo ha reinado durante mucho tiempo. “En Europa, tiene más sentido optimizar los motores diesel para ahorrar energía”, subraya el Doctor Timm Kehler, director del departamento de márquetin de BMW. El coche híbrido es más complejo técnicamente y por lo tanto más caro en la producción. Además, a velocidades constantes, el coche híbrido no aporta ningún beneficio. La tracción doble añade peso al vehículo, con lo que este consume más. En el mostrador es el cliente el que decide y este todavía no parece convencido, al menos en Europa. “El mercado del automóvil es muy sensible al precio”, recalca Kehler. Pero gradualmente la euforia por el híbrido llega a Europa desde EE UU y Asia.

La industria alemana, de morros con la UE

HybridmotorHybridmotor | Foto, Erik Charlton / FlickrEsta es la tendencia que se observa en la política. Hace más de un año, la propuesta de Stavros Dimas, Comisario Europeo del Medio Ambiente, sacudió a la industria del automóvil. La directiva que aprobó prevé que las emisiones de CO2 de los vehículos se limitarán en los próximos cinco años a una media de 120g/km. Esto no quiere decir que cada uno de los coches deba cumplir exactamente este límite, sino la flota total: los modelos más pequeños compensarán los valores de los más grandes. La industria alemana del automóvil rechaza esta propuesta contundentemente.

Al contrario que los fabricantes franceses o italianos, lo que las factorías alemanas producen son sobre todo coches grandes. Bajo esta presión, Angela Merkel y Nicolas Sarkozy presentaron recientemente un acuerdo. Éste todavía contiene la meta inicial, pero deja mucha más libertad a la hora de la aplicación. También a nivel nacional han entrado en vigencia regulaciones que benefician a los vehículos con menor emisión de CO2. El ejemplo más impresionante es el peaje de 25 libras esterlinas al día para los coches que expulsan más de 225g/km de CO2 en la ciudad de Londres.

Un largo camino

La industria europea del automóvil está bajo una enorme presión para desarrollar tecnologías ecológicas. A corto plazo, las ventas de coches híbridos van a aumentar en Europa. Pero no está claro si es razonable transferir los modelos de híbridos ya existentes al mercado europeo, donde el Diesel –al menos en los coches pequeños– es más eficiente. ¿Qué tal un híbrido-diesel? Según rumores, Peugeot y Citroën están a punto de construirlos. En cualquier caso, los productores europeos intentan recuperar la ventaja de Toyota&Co, invirtiendo al mismo tiempo en una imagen respetuosa con el medio ambiente e innovadora. A largo plazo existen otras alternativas, como el coche de hidrógeno que presentó BMW recientemente y que no expulsa CO2. Pero mientras llega ese momento, habrá que echarle paciencia, como dice la campaña del Prius: “aún queda un largo camino por recorrer”.